Desde su juventud, Federico Brook tendió puentes entre el continente americano y el europeo. Tras formarse en Buenos Aires y en Roma, desarrolló una sensibilidad informalista con la que interpretó el universo simbólico de la era espacial. En una primera etapa empleó hierros en desuso, retorcidos y soldados, y luego concibió proyectos cada vez más abstractos a partir de la roca de peperino que obtenía en las canteras cercanas a la ciudad de Roma. Con esas piedras, sobre las que aplicó incrustaciones y fusiones de metal, compuso obras que muestran una impronta constructiva de raigambre precolombina. Hacia 1964, imaginó y realizó en alambre un paisaje cósmico que encapsuló en un círculo de acrílico. Suspendida de un solo punto en una estructura vertical de acero, la pieza podía girar sobre su propio eje. Desde ese momento, creó esculturas geométricas con materiales reflejantes (acrílicos, acero pulido y metales niquelados) que incluyeron el movimiento a partir de la manipulación del espectador. Diez años más tarde, sobre una chapa de acero inoxidable, recortó la silueta de una nube para realizar Nube libre y Nube en jaula, en las que el vacío calado se opone a la forma plena, obras inspiradas en sus reflexiones sobre la censura y la represión que imperaban en los países latinoamericanos a mediados de los años 70. La nube como motivo iconográfico fue interpretada por Brook en diferentes formatos, objetos y materialidades, desde el detalle de una joya hasta la monumentalidad de las obras emplazadas en el espacio público. Etéreas e inasibles, las nubes sintetizaron su madurez técnica y sensible. Fueron las formas materiales y simbólicas que dieron vuelo a la imaginación y a la fantasía, a los desafíos y a los ideales de este artista de su tiempo.

María Cristina Rossi

Editorial: Yoeditor

Año de publicación: 2025

Páginas: 248

Medidas: 20 x 25  cm

Encuadernación: Tapa blanda

ISBN: 9786319137002